Fútbol y normalidad

Haberse negado a hablar de fútbol estos días ha sido tener un punto de pretendida excentricidad, cuando no intelectualidad. Dice Eduardo Galeano que el fúbol se parece a Dios por la devoción que le tienen muchos creyentes y la desconfianza que le tienen muchos intelectuales. Sin embargo a estos últimos no les han faltado motivos: desde la crisis económica, cuya mejora no se otea en el horizonte, hasta el Estatut catalán, cuya reforma por parte del Tribunal Constitucional no ha sentado nada bien al catalanismo. Todo esto además en vísperas del debate sobre el Estado de la Nación parece hacer que el fútol sea un tema de conversación trivial propio de ignorantes y crédulos (o creyentes). Podría ser la versión moderna del "pan y circo", que hace unos días ya comentó Concha Caballero, con los se pretende apartar a la ciudadanía de la normalidad, de la realidad. Podría ser, pero estos serios asuntos tampoco son la nomalidad. Una crisis, por definición es algo transitorio, aunque esta no lo parezca, y al Estatut es la primera vez que le cuaja una reforma, aunque las aspiraciones vengan de más lejos, y el debate es una vez al año. Además los ciudadanos de este país son muy conscientes del momento que viven, tal vez por eso hayan decidido darle unos días de descanso a sus problemas con una dosis de fútbol, que ha terminado en sobredosis y cuyos efectos secundarios durarán unos días. Pero sólo eso.
A partir de hoy, vuelve la crisis, el Estatut y mañana, el debate. Ya estamos instalados de nuevo en la normalidad? Si es así, aquí caben muchas más cosas, como las aspiraciones de muchos de nuestros alumnos y alumnas del "Inca" que juegan al fútbol en clubes juveniles, que pertenecen a equipos de atletismo, que practican la natación, el ciclismo o el baloncesto, que están ajenos a estos problemas y que a partir de hoy tienen un nuevo referente.