La cabeza del hombre que amó da vueltas en el interior de la lavadora, acompañada de una colada de desquiciadas bragas viejas. Ella sonríe cuando se encuentra con sus ojos de ahogado iracundo anegados de jabón, al otro lado del bombo. Ya verás como pronto se te pasa el enfado, amor, le dice mientras añade un cazo de suavizante aroma frescor de primavera y programa media hora más de centrifugado.
Patricia Esteban Erlés
Recogido por Clara Obligado en Por favor, sea breve 2, de la editorial Páginas de espuma
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